El mural se inició a partir de noviembre del 2014 a Junio 2015, la obra muestra a través de la pincelada y el color un contenido
sólido en un guión pictórico distribuido en 170 metros cuadrados, la técnica es de acrílico sobre aplanado de concreto.
El desarrollo del concepto de este mural está ligado al espiral, al caracol, el espiral del tiempo, al simbolismo radial de los
petrograbados en la puerta del cañón del Pegüis, de los Jumanos y de la música regional. La constante de la obra es el movimiento a
través de los Ríos Conchos y Bravo que convergen e integran todos los muros al movimiento de la pincelada circular que nace del
corazón de la Yegua Siete Leguas, que son símbolos de vida, el pulso, la luz y el agua.
Los recorridos visuales de este mural se inicia en la entrada principal del recinto donde se representa el Mar de Tetis con fósiles, se
continúa con el Cañón del Pegüis y el Río Conchos. Desde el patio central se tiene una vista panorámica, donde podrá observar el árido
paisaje del desierto con sus contrastes coloridos y sequía, las manos simbolizan la unión de las culturas europeas con las tribus
regionales, representada mediante símbolos y alegorías donde los franciscanos fundaran hace 300 años San francisco de la Junta de los
Ríos, hasta convertirse en frontera. Se representa la ganadería como actividad primaria y la agricultura.
Subiendo las escaleras continúa el mural Revolución (Toma de Ojinaga) donde las tropas lideradas por Pancho Villa derrotaran al
último ejército federal en Chihuahua.
El siguiente segmento representa la llegada del ferrocarril Kansas City–México y Oriente como también la cultura popular mediante
carreras de caballos, peleas de gallo y la música norteña.
Más allá de ser una frontera con Presidio Texas, Ojinaga es un lugar único con un gran aporte a la cultura regional, estatal y nacional, La
llamada Perla del Desierto es una amalgama de identidad cultural que dibuja el contorno de América Latina.
